Democracia en Chile
Reflexiones sobre su real dimensión y veracidad
Aun cuando han pasado ya dos procesos electorales con esta nueva modalidad, todavía no he ido a hacer uso de mi derecho constitucional como votante ya inscrita. Demás está decir que no le creo nada a los políticos, en principio era porque no entendía nada, pero ahora, porque simplemente, no les creo nada. Y no es un argumento barato. En verdad no les creo nada, y no porque espere creerles, sino porque mi convicción de que este sistema está viciado es tan grande, que realmente soy de la idea matemática de que un voto no hará la diferencia.
Esto parte por una idea que hace tiempo ha rondado mi mente. En Chile se supone que vivimos bajo el sistema Democrático, gracias al cual los habitantes del país pueden elegir a sus dirigentes mediante el proceso eleccionario. Ahora bien, cuando todo esto empezó -y me refiero a Chile desde el momento en que los españoles llegaron arrasando todo e imponiendo su cultura por acá, cuatro siglos atrás-, los que mandaban eran precisamente, los españoles: vale decir, la corona y la iglesia, con un régimen de gobierno que todos conocemos como monarquía.
Cuando los siglos pasaron, y los criollos se sublevaron en contra de los españoles, consiguiendo la anhelada independencia, lo cierto es que el gobierno pasó de las manos españolas, a las manos de los adinerados, vale decir, a una simple oligarquía.
Y he aquí mi teoría: si bien me declaro ignorante en historia, en cuanto Chile pasó a ser un país con régimen democrático, la verdad es que nunca lo hizo, o mejor dicho, la democracia como tal no es la gran maravilla que todos pintan. De partida -y no son mis palabras pero las comparto completamente-, la democracia no es otra cosa que la dictadura de la mayoría, vale decir, si no estás de acuerdo, te jodiste y tienes que acatar lo que la masa dice. En segundo lugar, y estas son mis propias ideas, al analizar la situación política de mi país, no veo una gran democracia: lo que veo es una oligarquía bien encubierta, de modo que los menos suertudos económicamente crean que todavía su voto cuenta en la dirección del país, cuando en la realidad, lo único que pueden hacer es elegir o re-elegir al siguiente dirigente que no es más que otro figurín adinerado.
A lo que voy es a que el gobierno en Chile es dirigido por la mentada clase alta, y en los procesos eleccionarios, los que se candidatean para continuar en el mando, son todos de esta misma clase socio-económica. Por lo mismo, son pocos y se reparten el pastel entre ellos mismos (ya ven candidatos a diputado en regiones que ni conocen, por ejemplo).
Lo más triste, es que los pobres les creemos el cuento porque ellos tienen más educación, más mundo, no tienen cara de aborigen sino de europeos escandinavos, y por todo ello, tienen más labia y carisma, por lo que al final, todos los votantes realmente se creen que están ejerciendo un voto válido, cuando sólo están eligiendo a los siguientes gobernantes del Reinado de Chile. Sólo mencionar el caso de la última elección de Alcalde en mi ciudad, en la cual uno de los candidatos intentó romper el esquema: un poblador de un sector de clase baja, sin mucha educación (al menos eso pensé al oírle hablar), que incluso se hizo llamar "el candidato de los pobres", que aunque logró algunos votos, no pudo superar a los apitutados de siempre. Y esta no es sino otra arista para graficar la abismante separación socio-económica que rige a Chile...
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